Este sábado Ibone, Miguel Rojas y un servidor partimos muy tempranito rumbo a La Pedriza para escalar una de las vías clásicas de la zona. En concreto la idea era escalar la vía Sur Clásica Directa al Pájaro.
Tras un viaje sin problemas llegamos a La Pedriza y, tras organizar el material, partimos por el famoso sendero «La Autopista» rumbo al Pájaro, uno de los riscos más famosos de la zona. La aproximación, de aproximadamente hora y media, se hace sin darnos cuenta mientras disfrutamos de la belleza del entorno.
Nos equipamos y nos ponemos manos a la obra. Miguel es el encargado de abrir el primer largo. Este es fácil, aunque para nosotros, manchegos acostumbrados a la cuarcita, la adherencia nunca es fácil en la primera vía. Aun así, una vez «calienta» uno, los pies empiezan a agarrar y la vista se agudiza, empezando a distinguir pequeñas cosas a las que agarrarse.
Ya en la primera reunión las vistas empiezan a ser espectaculares. Los buitres vuelan a nuestro alrededor podemos escuchar el sonido del viento al rozar con sus alas.
El segundo largo lo abre también Miguel. Este discurre por una fisura y se hace en bavaresa. El ultimo tramo de este largo es una placa de adherencia bajo un techo que forman una mini fisura. Esta es realmente mini y la sensación es de que no te caben los dedos, pero los pies agarran bien y lo poco que te puedes agarrar a la fisura es suficiente para no escurrirte… aunque el cerebro no piensa lo mismo.
El tercer largo, que también abre Miguel (vaya compañeros de cordada que somos), tiene la parte más difícil de la vía. Se trata de un diedro que termina en un techo. Este tiene un paso de 6C/A1. La parte del diedro no es muy problemática pero el techo impone. Por suerte hay un cordino y un friend que vienen muy bien cuando empiezas a ver «la luz blanca». La salida del techo es bastante bonita. La verdad es que nos quedamos con ganas de haberlo hecho sin tirar, pero la verdad es que impone un poco. Tal vez la próxima…
A partir de la reunión 4 los largos son bastante fáciles y alguno hasta se hace andando. Aun así siempre hay algún paso de adherencia que te hace recordar dónde estás.
Y llegamos por fin a la cumbre, donde las vistas son tan espectaculares como imaginábamos. Un buitre nos mira con cara de «tengo hambre» desde un risco vecino.
Iniciamos el descenso de la vía, que se hace mediante un rappel por una canal que hay por la parte trasera. El descenso va por un camino muy encajonado y es bastante chulo.
Y tras unos 20 minutos de pateo llegamos al punto donde comenzamos, recogemos y salimos pitando para el aparcamiento.
A modo de resumen, una vía muy recomendable, por algo está considerada una de las 100 clásicas de España. El hacerlo todo en un día parece un palizón pero compensa, porque hacer una vía así te rejuvenece, por lo menos, un año.
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